En atención primaria es muy frecuente que un paciente acuda por un cierto síntoma, pero no para solucionarlo, sino por la alarma que le genera ("¿y si esto que siento es algo malo?"). Y dentro de este tipo de síntomas, uno de los más frecuentes es el miedo a un infarto agudo de miocardio.
En el vídeo de hoy hablaremos de ello, pero empezaremos explicando qué es un infarto, porque en la cultura general existe mucha confusión con los problemas bioeléctricos, tales como las arritimias, las extrasístoles (palpitaciones) o las paradas cardíacas, los cuales no son infartos (aunque la consecuencia final de un infarto pueda ser eléctrica).
El infarto agudo de miocardio no es un problema "del electricista", sino un problema "de fontanería": el infarto es la muerte de células por falta de riego sanguíneo, en cualquier órgano del cuerpo. En el caso del corazón, el infarto agudo de miocárdico es, evidentemente, la muerte de células musculares cardíacas por falta de riego coronario.
Por ello, el síntoma tradicional del infarto es el DOLOR, aunque como explicaremos, no sólo, y no siempre, es el dolor.
Consideramos que es importante que la población adquiera una cierta cultura sobre esta sintomatología, dado que durante un infarto, los minutos y las horas cuentan de un modo crítico: Las obstrucciones coronarias son susceptibles de ser solucionadas, y cuanto menos tiempo se tarde en solucionarlas, menos gramos de masa cardíaca perderemos ante este evento.
Por ello, no sólo es importante una rápida respuesta de los servicios sanitarios, sino también una rápida reacción del paciente que sufre un infarto o de su entorno. No es extraño que una persona demore unas horas su asistencia al hospital, por tener dudas sobre si sus síntomas son de alarma. Horas en las que se podría haber salvado una mayor cantidad de masa miocárdica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario