sábado, 22 de septiembre de 2012

Adaptación a la escuela. Algunos trucos para esos difíciles primeros días de clase

Cecilia Otero Dadín
Neuropsicóloga

Pocas cosas hay que angustien más a un padre que el dejar a su hijo llorando en el colegio o la guardería. Esto suele ocurrir con mucha frecuencia durante la primera semana, pero hay niños que “alargan” su proceso de adaptación, y siguen llorando al entrar al cole o incluso mientras permanecen en él durante toda la mañana. Lo primero es entender que el cambio es grande, pues del ambiente seguro y reducido de casa les hacemos pasar a un sitio desconocido, con muchos extraños y con rutinas nuevas.



 
¿Qué podemos hacer para reducir su angustia (y la nuestra)?

En primer lugar, debemos evitar responsabilizarlos de nuestra angustia. ¿Cuántas veces habremos oído la frase “no llores, que mamá se pone triste”? Su propia angustia y tristeza tienen su razón de ser, por lo que de poco sirve echarles encima el peso de la nuestra. En lugar de ello, resulta mucho más reconfortante para él decirle que sabemos que está triste y asustado, y que prefiere estar con mamá y papá en lugar de en el cole, pero pronto el cole será un lugar muy divertido en el que se encontrará a gusto. 
 
También puede ayudar buscar una solución formando “equipo”, para que sepa que lo entendemos, que sabemos por lo que está pasando y que juntos podemos encontrar una solución. Para ello, hay multitud de ideas. Entre las más populares se encuentran el dejar que lleve al colegio un objeto o un juguete con el que se sienta a gusto y que le aporte seguridad. Así, se sentirá más acompañado. Otra posible solución consiste en crear un símbolo de unión con algún objeto que compartan todos los miembros de la familia, por ejemplo, una pulsera “mágica” de hilos de colores. Papá, mamá y el o ella pueden tener una pulsera igual y, cuando esté en el cole, esta pulsera le hará sentir cerca a papá y mamá, y el miedo será menor. Sea cual sea el objeto o símbolo utilizado, debe ser entregado en un momento relajado en casa para que ya lo lleve puesto al colegio, pues si se la damos a la entrada del centro lo asociará al momento de la separación. 
   
Es igual de importante no dramatizar, e intentar dejar al niño “con alegría” en el colegio, sin mostrar tristeza al despedirnos. Así, evitamos causarle la sensación de que le estamos dejando en un sitio horrible o que le estamos haciendo algo malo. Por el mismo motivo, se debe evitar que dicha despedida sea demasiado larga. Nuestra angustia por separarnos de ellos también es comprensible y el desahogo, necesario, pero mejor expresarlo en soledad. Previamente a la llegada al colegio, el camino ya debe ser agradable, con juegos, canciones, etc. Asimismo, el momento de recogerle a la salida debe ser también tranquila, evitando proyectar la sensación de que venimos a rescatarle, sino que venimos a recogerle y nos interesa mucho saber qué cosas hicieron hoy. 

 
Poco a poco, el niño aprenderá a gestionar sus emociones, que también es divertido estar con los amigos del cole y que al final de la mañana vienen papá y mamá. 
 
Si esto no ocurre en el plazo aproximado de dos semanas, será elmomento para buscar una posible explicación a esa ansiedad. Hablar con el profesor o educador, o con otras madres para conocer las reacciones de los demás niños puede ayudar a descartar causas que la agraven. También será el momento para acudir al psicólogoinfantil, quien descartará otro tipo de problemáticas y tratará la ansiedad de separación hasta que el proceso de adaptación se normalice. 
 
No olvides que: dialogar con el niño acerca del colegio, lo que hace, lo que le gusta, reforzarle por su esfuerzo y mostrar tu orgullo por los logros le ayudarán a sentirse mejor. También es importante estar atentos a la información negativa: posibles agresiones por parte de compañeros, mala relación con el profesor, etc… Si el niño tiene la seguridad de que le escuchamos, será más fácil para él expresar su angustia y los motivos de la misma, un paso imprescindible para reducirla.