jueves, 11 de octubre de 2012

Fobia Escolar y Ansiedad de Separación

Cecilia Otero Dadín 
Neuropsicóloga 

Hace unos días hablábamos de la adaptación al colegio aquí y cuáles son las reacciones normales durante ese proceso. Este período de adaptación suele superarse de modo satisfactorio en un plazo no superior a dos semanas. Sin embargo, puede ocurrir que, o bien ese proceso no se complete satisfactoriamente y se desarrollen una serie de síntomas fóbicos asociados al entorno escolar, o bien que una vez superada la etapa de adaptación surjan problemas de ansiedad relacionados con el colegio. Tanto en un caso como en el otro es necesario diferenciar dos entidades clínicas, con síntomas parecidos, pero con una etiología diferente: la fobia escolar y la ansiedad de separación.


Por fobia escolar se entiende un conjunto de síntomas que incluyen un rechazo manifiesto a la asistencia al colegio, con signos de padecer un miedo irracional a enfrentarse a esa situación. Entre estos signos se encuentran mareos, vómitos, dolor abdominal, dolor de cabeza, sudoración excesiva y debilidad. Estos síntomas suelen aparecer cada mañana, justo antes de ir al colegio, o bien el día anterior por la noche, sin embargo, no aparecen en fines de semana ni festivos. El concepto de fobia implica una reacción desproporcionada a la situación que desencadena el miedo (en este caso el colegio), una incapacidad para controlar racional y voluntariamente el miedo, y una interferencia considerable en el transcurrir normal de la vida cotidiana. Por mucho que insistamos en hacer razonar al pequeño sobre su miedo no conseguiremos que este desaparezca. Entre las causas de que se desarrolle esta fobia se incluyen problemas con el profesor, por ser este excesivamente estricto o autoritario, problemas con los compañeros, llegando a sufrir acoso, o características de personalidad, como excesiva timidez o déficit de habilidades sociales.


Pero, en ocasiones, el miedo a asistir al colegio no tiene que ver con variables directamente asociadas a este, sino con la ansiedad de separación. El trastorno de ansiedad por separación consiste en una excesiva ansiedad cuando el niño tiene que separarse del hogar o de las personas hacia las que siente un fuerte apego, generalmente la madre o el padre. El niño manifiesta de forma recurrente el miedo a perder a su padre o a su madre, a que les pase algo malo o a que no vuelvan a verlos. Por ello, se niegan a estar sin esa persona sea cual sea el entorno (incluso dentro del hogar). Puesto que el hecho de asistir al colegio es la principal causa de separación de los progenitores durante la infancia, es probable que la excesiva ansiedad se asocie al colegio, y no a la propia separación. Como síntoma frecuente de este trastorno también se encuentran las pesadillas recurrentes acerca de la separación.


La ansiedad de separación es normal antes de los dos años de edad. Sin embargo, a partir de esta edad, cuando los niños empiezan a caminar, comprenden que los padres pueden estar fuera de su alcance, pero que regresan. Además, a esta edad se presenta un deseo de experimentar su propia autonomía. Si esta ansiedad persiste o se agrava más allá de los dos años es cuando hay que considerar la posibilidad de que se trate de un desorden de ansiedad. Entre las causas de que se desarrolle este trastorno, se encuentran la vivencia de períodos de estrés, tales como la hospitalización o enfermedad grave del propio niño o de sus progenitores, o permanecer largos períodos de tiempo sin verlos. También el hecho de ver películas o noticias acerca de desapariciones o muertes violentas en el entorno familiar dispara este tipo de trastornos.


Tanto en el caso de la fobia escolar, como en el caso del trastorno de ansiedad de separación es necesaria la intervención del psicólogo, quien aplicará técnicas psicoterapéuticas basadas en la reducción de los síntomas ansiosos y técnicas cognitivo-conductuales. El pronóstico es favorable, sobre todo cuanto más temprana es su aparición.