En este artículo pueden encontrar muchas pautas útiles para el manejo del paciente con insuficiencia cardíaca. Un correcto tratamiento en el domicilio tiene una importancia capital a la hora de determinar la esperanza de vida y la calidad del vida del paciente con dicha patología.
Iago López Gálvez
Médico de Familia
Iago López Gálvez
Médico de Familia
Centro Médico Pontevedra
¿Qué es la insuficiencia cardíaca?
La
insuficiencia cardíaca es una patología o un estado orgánico al que se
llega a raíz de múltiples causas posibles (hipertensión no controlada,
patología coronaria, problemas valvulares, tóxicos, etc); pero todas
tienen una consecuencia común, que es la que causa los problemas al
paciente: La incapacidad del corazón para hacer llegar la sangre (y con
ello abastecer de oxígeno y nutrientes) al resto de los tejidos,
originando una disminución del rendimiento físico de la persona ante
esfuerzos.
Otra
consecuencia habitual, y que causa los síntomas más conocidos para la
población general, es la retención de líquidos (retención hidrosalina),
que a menudo se acumulan en la zona declive de los pulmones, y en los
tobillos, en caso de estar en bipedestación (de pie), que es lo que se
conoce como insuficiencia cardíaca congestiva.
En
este artículo nos centraremos en la insuficiencia cardíaca crónica, que
es en la que, a nivel ambulatorio y domiciliario, podemos hacer mucho
por mejorar su pronóstico (dejando de lado las causas agudas, que se
tratan siempre en ámbito hospitalario).
En
dicha insuficiencia cardíaca congestiva pasaremos por etapas de
estabilidad, en la que notaremos los síntomas habituales, tales como la
mala tolerancia al ejercicio. Sin embargo, podemos pasar por fases de
agravamiento, en las cuales puede producirse la mencionada retención
hidrosalina, con edema pulmonar y en extremidades, que puede requerir
ingreso hospitalario si no se trata a tiempo. La prevención de estos
agravamientos o “reagudizaciones” es una de las claves principales para controlar esta enfermedad, y será el pilar central de los consejos que detallaremos.
¿Qué puedo hacer para cuidarme?
La
insuficiencia cardíaca es sin duda una entidad grave, que puede acortar
de un modo ostensible nuestro pronóstico de vida; sin embargo existen
multitud de medidas que podemos tomar en esta patología, que nos van a permitir no sólo prolongar enormemente nuestra esperanza de vida, sino sobre todo mejorar nuestra calidad de la misma.
Existe
una serie de puntos de interés que tienen una importancia capital en el
control de nuestra enfermedad. Si logramos un buen cumplimiento en
ellos, no sólo podemos vivir más tiempo; sino que además aspiramos a
lograr una mayor independencia, menos ingresos en el hospital por
descompensación y mejor tolerancia al ejercicio. Estos puntos serán:
1: Dieta
2: Ejercicio.
3: Tratamiento farmacológico correcto.
4: Control: detección precoz de los signos de descompensación.
Un
elevadísimo número de ingresos por reagudización en nuestro medio se
producen precisamente por incumplimiento del tratamiento medicamentoso o
dietético; y es por ello que debemos hacer hincapié en estas medidas.
1: Dieta:
La dieta de la persona con insuficiencia cardíaca debe ser equilibrada,
con más énfasis que en el resto de la población, y con un contenido
calórico adecuado a la persona. La ganancia de peso agrava la insuficiencia cardíaca.
También debe ser -y esto es fundamental-, pobre en sodio
(“pobre en sal”). El exceso de sodio tiene dos efectos perjudiciales: a
corto plazo es un potente inductor de la retención de líquidos y nos
puede hacer entrar en descompensación; y, al subir la tensión arterial, a largo plazo empeora el pronóstico de la enfermedad.
¿Dónde
podemos restringir el sodio? En bebidas, alimentos, ¡y también
medicamentos! Por lo general, el agua embotellada tiende a ser rica en
sodio, con respecto al agua del grifo, por lo que ésta debería ser la
bebida de elección. En la página web de fisterra.com
pueden encontrar una excelente relación de consejos dietéticos y de
alimentos a evitar (también contiene muchos otros consejos sobre hábitos
de vida muy útiles).
Con respecto a los medicamentos, en principio deberíamos evitar los medicamentos efervescentes.
Lo más habitual es que la efervescencia esté basada en la química del
bicarbonato sódico, que evidentemente contiene sodio. Recuérdeselo a su
médico cuando le prescriba tratamiento, ya que es algo que se nos puede
pasar por alto, máxime en una consulta sobrecargada.
Otros dos factores higiénico-dietéticos, que no por obvios deberíamos dejar de mencionarlos: evitar el alcohol (agrava ciertas patologías cardíacas) y evitar el tabaco (daña el árbol vascular y puede provocar un infarto).
2: Ejercicio: Principalmente caminar.
Debemos desterrar la idea de que el paciente con insuficiencia cardíaca
debe guardar reposo absoluto, a menos que estemos ante una patología
muy avanzada o agravada. La realización de ejercicio moderado habitual, prolonga la esperanza de vida, disminuye el riesgo de ingresos, y aumenta la tolerancia al ejercicio, lo cual nos ayuda a preservar nuestra autonomía.
Muchos
manuales aconsejan que la persona realice un ejercicio que
progresivamente se vaya haciendo más prolongado, más habitual y más
intenso, a medida que la persona va mejorando su estado de salud; y que
en este ejercicio debería alcanzar el 60% – 80% de su frecuencia
cardíaca máxima. Evidentemente esto va a ser muy difícil de medir, pero
algo que podemos hacer de un modo muy sencillo es caminar a una velocidad suficientemente moderada como para que podamos caminar y conversar al mismo tiempo. Esto es, que el ritmo no nos obligue a parar de conversar para poder coger aliento.
3. Fármacos:
Su importancia es fundamental. El abandono de la medicación es una de
las principales causas de ingreso hospitalario por descompensación de la
insuficiencia cardíaca. Muchos de los fármacos que se emplean para la
insufiencia cardíaca han demostrado tanto reducir el riesgo de ingreso
como prolongar mucho la esperanza de vida. No debería interrumpir nunca
los medicamentos sin consejo del médico.
4. El control diario de nuestra enfermedad:
La mayor parte de las veces la descompensación se produce de modo muy
progresivo, y por ello a menudo se puede evitar el ingreso si se
detectan precozmente los síntomas de descompensación.
Los
síntomas de descompensación más habituales son los edemas (hinchazón)
en las zonas declives, habitualmente los tobillos; así como el edema
pulmonar, cuyo síntoma más habitual se conoce como ortopnea (la persona
respira con dificultad tumbado y mejora sensiblemente al poco tiempo de
incorporarse). Existen otras patologías que pueden producir estos signos
y síntomas; no obstante en el paciente ya diagnosticado de
insuficiencia cardíaca congestiva debería considerar estos datos como
una alta sospecha de descompensación.
Sin
embargo existen modos más precoces de detectar una posible
descompensación: Es conveniente pesarse diariamente, en condiciones
equiparables (preferiblemente por las mañanas, antes del desayuno,
después de la micción y la deposición si fuese posible). Una ganancia de
dos kilos de peso en uno o dos días sugieren una alta probabilidad de
descompensación que requiera tratamiento médico.
Creemos
que el control de estos factores que hemos citado pueden resultarle de
interés para mejorar su calidad de vida y su esperanza de vida. No
obstante son medidas comunes. Es importante recalcar que además de estas
medidas, es fundamental tratar la causa de la insuficiencia cardíaca
cuando esto sea posible (tratar la hipertensión, tratamiento de la
valvulopatía si ésta es la causante, etc). Sin embargo estas medidas que
hemos citado pueden ser válidas para una gran mayoría de los casos
independientemente del factor causal.
Recuerde
que el diagnóstico de insuficiencia cardíaca siempre debería ser
siempre realizado por un médico, ya que muchas otras patologías pueden
causar síntomas que podrían generar confusión. La intención de este
artículo es únicamente ser de ayuda ante factores importantes en los
que, por experiencia en consulta, hemos comprobado que existe un pobre
cumplimiento del tratamiento o incluso insuficiente información. Por
ello, conocerlos puede serle de utilidad para ayudar a cuidar mejor su
enfermedad, y así lograr una mejora en su calidad de vida.
Puede encontrar información adicional en:
Fisterra.com:
http://www.fisterra.com/Salud/1infoConse/icc.asp
Familydoctor.org:http://www.fisterra.com/Salud/1infoConse/icc.asp
http://familydoctor.org/online/famdoces/home/common/heartdisease/basics/119.html